La poesía erótica escrita por mujeres es la voz del desahogo, de una nueva perspectiva hacia sí mismas, de subvertir el “otro” en un “yo” íntimo, sin máscaras. Pero ¿para quién escriben las mujeres?
“En primera instancia -dice Paulina Mogollon en su ensayo Imágenes de Eros en la poesía erótica femenina- para sí mismas, obedeciendo quizás a una necesidad de auto conocimiento. En efecto, la poesía erótica escrita por mujeres habla a viva voz de un deseo, de una sexualidad, de una fuerza; de un éxtasis que nace de una mirada detenida sobre la propia imagen femenina, sobre el propio cuerpo de mujer: “Ayer fui enamorada por mi misma…” reza el primer verso de un poema; su última estrofa dice: “…bajo un tapiz de seda/ con la felicidad de quien ha sido exquisitamente amada/ y como inmersa en un rito de incomparable plenitud/ desnuda y sudorosa/ finalmente entre mis brazos me quedé dormida”. (Sheyla Bravo, 2001).
De ahí que la poesía erótica femenina se enmarque en un lenguaje que va más allá de la descripción y del placer; un lenguaje que va más allá de la estrechez de moldes; un lenguaje que se erige en reivindicación del propio cuerpo.
Esta semana, la poeta Saray Pavón nos presenta su primer poemario erótico, Esferas, donde proyecta ese juego de reconciliación consigo misma, con su cuerpo femenino, con su deseo y su placer.
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